El 11 de enero 2009 se cumplen treinta años desde que el Boletín Oficial del Estado recogiera la despenalización de la homosexualidad. En los meses que siguieron, los transexuales y homosexuales abandonaron las prisiones del Estado donde permanecían encarcelados debido a la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social aprobada en 1970, que continuaba a la Ley de Vagos y Maleantes de 1954. Tuvieron que esperar a 1979 porque a estos ciudadanos no se les aplicó las leyes de amnistía e indulto que se promulgaron en la Transición para otros represaliados.
Hoy, treinta años después, el Gobierno Español ha articulado medidas a favor de este colectivo, empezado a recuperar su memoria y otorgado una indemnización a las víctimas de la represión. Por ello, nuestro país se encuentra a la cabeza del resto de las naciones en el respeto de esta minoría social y en la defensa de sus derechos. Además, resulta innegable el sustancial avance legislativo realizado en pocos años en esta materia: matrimonio, identidad de género, etc.
Sin embargo, consideramos que existe un largo camino por recorrer hacia la conquista de la igualdad legal y social. Se debe exigir de los poderes públicos y del gobierno la solución de temas de una relevancia primordial para el colectivo LGTB, como es una ley que penalice claramente la homofobia y la discriminación por cuestión de orientación sexual, así como una educación más inclusiva y respetuosa con la diversidad. El Sistema Educativo tiene que incorporar, sin mayor dilación, programas de atención a la diversidad afectivo sexual en todos los tramos formativos, con especial atención hacia los adolescentes GLBT, por constituir éstos un grupo especialmente vulnerable. Nos parece prioritaria la formación del profesorado sobre estas cuestiones y el establecimiento de programas de lucha contra el sexismo y el bullying homofóbico en los centros escolares. De un modo más genérico, resulta fundamental implementar programas de prevención de enfermedades de transmisión sexual y embarazos en adolescentes.
De la misma forma tenemos la obligación de trabajar para que los avances realizados en nuestro Estado tengan su reflejo en el conjunto internacional, pues la transexualidad y la homosexualidad aún están penadas con la muerte y la prisión en numerosos países. La homofobia se encuentra instigada por el integrismo religioso, al igual que sucedía hace treinta años en España.
Por ello, exigimos de nuestro gobierno su implicación efectiva y su apoyo a la iniciativa europea de despenalizar la homosexualidad en todo el mundo, presentada en la ONU por Francia el noviembre pasado. No nos queda más que exigir un estado laico, una educación no religiosa y el respeto más escrupuloso a los Derechos Humanos.
ASOCIACIÓN EX-PRESOS SOCIALES
Hoy, treinta años después, el Gobierno Español ha articulado medidas a favor de este colectivo, empezado a recuperar su memoria y otorgado una indemnización a las víctimas de la represión. Por ello, nuestro país se encuentra a la cabeza del resto de las naciones en el respeto de esta minoría social y en la defensa de sus derechos. Además, resulta innegable el sustancial avance legislativo realizado en pocos años en esta materia: matrimonio, identidad de género, etc.
Sin embargo, consideramos que existe un largo camino por recorrer hacia la conquista de la igualdad legal y social. Se debe exigir de los poderes públicos y del gobierno la solución de temas de una relevancia primordial para el colectivo LGTB, como es una ley que penalice claramente la homofobia y la discriminación por cuestión de orientación sexual, así como una educación más inclusiva y respetuosa con la diversidad. El Sistema Educativo tiene que incorporar, sin mayor dilación, programas de atención a la diversidad afectivo sexual en todos los tramos formativos, con especial atención hacia los adolescentes GLBT, por constituir éstos un grupo especialmente vulnerable. Nos parece prioritaria la formación del profesorado sobre estas cuestiones y el establecimiento de programas de lucha contra el sexismo y el bullying homofóbico en los centros escolares. De un modo más genérico, resulta fundamental implementar programas de prevención de enfermedades de transmisión sexual y embarazos en adolescentes.
De la misma forma tenemos la obligación de trabajar para que los avances realizados en nuestro Estado tengan su reflejo en el conjunto internacional, pues la transexualidad y la homosexualidad aún están penadas con la muerte y la prisión en numerosos países. La homofobia se encuentra instigada por el integrismo religioso, al igual que sucedía hace treinta años en España.
Por ello, exigimos de nuestro gobierno su implicación efectiva y su apoyo a la iniciativa europea de despenalizar la homosexualidad en todo el mundo, presentada en la ONU por Francia el noviembre pasado. No nos queda más que exigir un estado laico, una educación no religiosa y el respeto más escrupuloso a los Derechos Humanos.
ASOCIACIÓN EX-PRESOS SOCIALES
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