Los próximos Juegos Olímpicos de Invierno, que tendrán lugar entre los días 7 y 23 de febrero en la ciudad de Sochi, Rusia, amenazan con convertirse en un hito histórico en la vulneración de los Derechos Humanos. La popularmente llamada ley “anti gay”, que castiga con multas e incluso con penas de cárcel a quienes manifiesten públicamente su homosexualidad o bisexualidad, así como la expresión de su identidad transexual, puede convertir esta fecha deportiva en un claro ejemplo de intolerancia y discriminación. Sochi 2014 entraría así en la honorable lista de las fechas negras del deporte, situándose al nivel de los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936, organizados por el Gobierno del Partido Nazi bajo una bochornosa y criminal propaganda racista.
El ejecutivo ruso, con Putin a la cabeza, parece no estar preocupado por el rechazo internacional que su injusta legislación está provocando, más bien todo lo contrario. A pesar de las protestas de diferentes atletas, nada apunta a que vaya a haber un cambio en la política del Kremlin, que recibe el apoyo de las instituciones rusas más retrógradas. En este punto, la Iglesia Ortodoxa se presenta como adalid de los “beneficios” del heteropatriarcado, defendiendo posicionamientos claramente orientados a la discriminación y el odio, tanto hacia las mujeres como hacia las orientaciones no heterosexuales. Recientemente el presidente Vladimir Putin ha aparecido en televisión dando un mensaje que pretendía ser conciliador: “la gente puede sentirse libre y en paz, pero por favor dejen a los niños en paz”, declaró, y que no ha hecho sino avivar aún más el fuego de la indignación. La unión que viene haciendo desde hace tiempo la propaganda oficialista rusa entre las vivencias LGTBI y la pedofilia no hace sino evidenciar, una vez más, lo malintencionado de quien pronuncia tales palabras con el paradójico objetivo de tranquilizar.
Desde el Área de Libertad de Expresión Afectivo Sexual (ALEAS) de Izquierda Unida denunciamos manifiestamente este tipo de estrategias como una forma más de legitimar la criminalización de las personas LGTBI a ojos de las capas populares, toda vez que este tipo de políticas dirigidas a la discriminación y el odio de un amplio espectro de la sociedad guarda relación con el control social de la sexualidad, control que sufren principalmente dichas capas populares en un contexto capitalista como el ruso.
Por otro lado, tampoco los gobiernos que se autoproclaman defensores de los Derechos Humanos, como Estados Unidos o la propia Unión Europea, adquieren una actitud seria y firme en este asunto. Ni unos ni otros, tienen como una verdadera prioridad en su agenda el desarrollo de los Derechos Humanos de manera efectiva en su propio territorio. La pena de muerte institucionalizada en algunos estados de los EE.UU, la situación de exclusión social y pobreza que sufren las personas LGTBI en el capitalismo norteamericano, o el uso de métodos inhumanos como las cuchillas y los muros en las fronteras de la UE para controlar los flujos migratorios, son sólo algunos ejemplo de ello.
Desde ALEAS-IU no podemos sino condenar rotundamente las declaraciones del Presidente Putin y llamar al boicot y al rechazo internacional hacia unos juegos que serán una vergonzosa expresión de la exclusión y la represión LGTBIfóbicas. Es tremendamente preocupante que el colectivo LGTBI ruso esté sufriendo directamente el ataque de un gobierno que debería respetar y proteger sus derechos. La legislación “anti gay”, vigente desde junio de 2013, no sólo supone la imposición del silencio y la invisibilidad pública a las personas LGTBI por el hecho de serlo, sino que fomenta la creación de un clima social contrario a todo aquel, a toda aquella, que no se ajuste a la norma heterosexual vigente.
Porque no aceptamos la imposición de su moral estrecha, retrógrada, intolerante; porque todas las personas, independientemente de su orientación sexual e identidad de género, tienen derecho a vivir su sexualidad libremente y su expresión de género sin coacciones; porque no aceptamos pasos atrás en la igualdad; porque los colectivos rusos por las libertades sexuales no están solos; porque el deporte debe ser herramienta de unión y transformación social, desde ALEAS-IU decimos, gritamos, NO a los “Juegos de la Vergüenza”.
Todos los materiales gráficos de la campaña aquí.
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