Manifiesto de ALEAS IU con motivo del Orgullo LGTBI 2012
El 28 de junio conmemoramos el Día del Orgullo LGTBI, un día de alegría,
rabia y memoria. Alegría para celebrar las importantes conquistas que
el movimiento LGTBI ha alcanzado en los últimos años, avanzando sin
rendirse en su firme lucha por la igualdad y la diversidad. Rabia para
indignarnos y rebelarnos ante una realidad que nos sigue
invisibilizando, discriminando y oprimiendo, pero también para defender
con uñas y dientes los derechos que tanto esfuerzo nos ha costado
conseguir y que hoy corren serio peligro. Por último, memoria para no
olvidar nuestro pasado, para recordar el compromiso militante de varias
generaciones de activistas LGTBI que desde los suburbios de Nueva York y
las plazas de Buenos Aires a las ramblas de Barcelona arriesgaron sus
vidas por conquistar más igualdad y más libertad en tiempos no tan
lejanos.
Hoy, cuando se cumplen 43 años de los disturbios de Stonewall, es
necesario continuar la lucha, alzar la voz una vez más. En la actualidad
la lucha de lesbianas, gays, transexuales, bisexuales e intersexuales,
en el marco de la crisis global del capitalismo, tiene que reimpulsarse,
reinventarse, fortalecerse y encontrarse con otros movimientos sociales
de resistencia para plantear juntos una verdadera alternativa social
ante un sistema que hace aguas, que frente a su debilidad sólo es capaz
de imponer más pobreza y más violencia. Esta gran estafa, mal llamada
“crisis”, promete acabar con todo, con la democracia y con los derechos
sociales, con los cimientos de un Estado del bienestar construido
gracias a la fuerza de muchas luchas sociales. Ante esta amenaza para
los pueblos no puede caber la resignación ni el conformismo. Hay que
gritar basta.
Lesbianas, gays, transexuales, bisexuales e intersexuales sufrimos en
nuestras propias carnes los efectos de los planes de ajuste y de las
políticas de “austeridad”, pero para nosotras y nosotros los recortes
empezaron antes de esta “crisis” económica. Comenzaron cuando el Partido
Popular recurrió nuestros derechos, y los de nuestras familias, ante el
Tribunal Constitucional, pretendiendo así frenar conquistas que el
movimiento LGTBI ha ganado en las calles y en las instituciones junto a
las fuerzas políticas de izquierda. Más tarde, los recortes a la
igualdad continuaron con una reforma laboral injusta, aprobada por el
gobierno del PSOE, que ha condenado al colectivo LGTBI, especialmente
vulnerable en el ámbito laboral, a más paro y más precariedad.
Con el gobierno del PP y la troika las tijeras del capital siguen hoy
amenazando los derechos y la dignidad de lesbianas, gays, transexuales,
bisexuales e intersexuales. Esas tijeras recortan impunemente los
contenidos sobre diversidad afectivo-sexual y LGTBIfobia de la
asignatura Educación para la Ciudadanía, recortan nuestros derechos
laborales con una nueva reforma laboral exigida por los insaciables
mercados, se manchan de sangre recortando irresponsablemente las ayudas
públicas a la lucha contra el VIH/SIDA y atacan los derechos humanos de
las y los migrantes y las personas transexuales recortando su acceso a
la sanidad pública. De esta forma, lesbianas, gays, transexuales,
bisexuales e intersexuales aparecemos en el centro de la diana del
neoliberalismo. Mientras tanto, la banca, el ejército, la iglesia y la
patronal, instituciones claramente LGTBIfobas, conservan todos sus
privilegios, también los económicos. Sus recortes son nuestra verdadera
crisis.
En las escuelas, en las consultas médicas, en los centros de trabajo...
la discriminación persiste y los brutales recortes que sufrimos
actualmente la refuerzan especialmente. La LGTBIfobia “liberal” muestra
en este contexto de crisis su cara más cruda y amarga. La derecha, la
iglesia, la caverna mediática y la patronal hacen gala sin tapujos de su
tradicional machismo y LGTBIfobia y señalan claramente quiénes son las y
los condenados a pagar los efectos de la crisis capitalista. La
igualdad nunca les ha gustado y ahora está en el punto de mira de sus
recortes. Su objetivo final es claro, hacer pagar la crisis a las
grandes mayorías sociales, y no a sus verdaderos culpables. Con total
impunidad rescatan bancos, pero jamás trabajadoras ni trabajadores.
Sobran motivos para indignarse, para protestar, para ocupar las calles,
no podemos rendirnos ahora. No son tiempos fáciles para el colectivo
LGTBI y por ello debemos defender la solidaridad como nuestro principal
instrumento; unir fuerzas sociales, tejer alianzas desde abajo y a la
izquierda para seguir combatiendo el machismo y la LGTBIfobia, para
continuar nuestra lucha por la igualdad y la diversidad. Reivindicamos
un Estado laico, participamos en las mareas en defensa de los servicios
públicos, trabajamos en el movimiento feminista y en el estudiantil,
paramos el país en las huelgas generales y nos unimos a los trabajadores
mineros en lucha. Porque lesbianas, gays, transexuales, bisexuales e
intersexuales también somos clase obrera. Pensamos que nuestra lucha por
la liberación sexual y de género sólo puede entenderse desde la
izquierda, ya que sólo desde la izquierda podremos contribuir a crear
una alternativa real a las políticas de ajuste, paro y precariedad.
Rechazamos el capitalismo, también el rosa. Nuestros derechos no pueden
convertirse en un negocio y, por eso, llamamos a la celebración de un
Orgullo LGTBI alegre, rebelde y combativo, que logre recuperar la
protesta y la reivindicación, repolitizando y desmercantilizando nuestra
lucha. Sólo así conseguiremos impulsar una respuesta clara y
contundente frente al capitalismo heteropatriarcal. Este sistema nos
invisibiliza, nos discrimina, nos recorta..., pero nosotras y nosotros
responderemos. No más estafas, no más chantajes, no más recortes. No
pagaremos su deuda. La crisis no es excusa, la igualdad no se recorta.
¡Ni un paso atrás!
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